31 de mayo de 2008

Las cosas no dichas del Caso Narcisazo (conclusiones)

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Narciso González junto a dos de sus hijos.
Este es el cuarto y último de varios reportajes de ALMOMENTO.NET sobre este dramático caso, de marcados ribetes políticos, que provocó curiosidad en la opinión pública y nunca ha sido esclarecido.

Por SAUL PIMENTEL

En los tiempos previos a su desparición el professor Narciso González estuvo aquejado de una epilepsia de muy dificil control, debido a lo cual con frecuencia sufría crisis convulsivas en lugares públicos y fue declarado en licencia como profesor en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) así como en otros lugares donde laboró escribiendo libretos de humor.

Fabián Núñez Nivar (alias Junior), propietario de la banca de apuestas hacia donde Narcisazo fue después que saliera de su casa el día de su desaparición, reveló que ciertamente vió a éste el 26 de mayo solo y sentado en una grada del hipódromo Perla antillana, y que no sabía que tuviera problemas. Narró que en una fecha que no recordaba a Narciso le dió un ataque de epilepsia en el interior del colmado “El Calule”, al lado de su negocio, mientras apuntaba un programa de caballos, pero le “untaron” berrón y, tras mejorarse, se marchó normalmente de allí.

Historial clínico

González estuvo durante un tiempo recibiendo asistencia médica del doctor Santiago Valenzuela Sosa. Un historial clínico que este profesional escribió el 22 de junio del 1994 dice textualmente: “Se trata de un masculino quien tenía 47 años al momento de ser visto por primera vez en agosto de 1989, con historia de crisis convulsivas desde 1978, exploradas con Arteriografía (normal) TAC cerebral y Resonancia Magnética que mostraban lesión aparentemente cicatricial a nivel de parietal izquierdo. Al principio fue tratado con Fernobarbital, luego con Epamin. Su motivo de consulta consistió en la generalización de las crisis que al principio eran parciales (afectando el hemicuerpo derecho con clonias) pero que luego se generalizaban haciéndolo perder el conocimiento. El 21 de febrero de 1991 lo vimos por última vez en consulta. Su estado era satisfactorio y su tratamiento era llevado con absoluta regularidad. Las crisis habían sido controladas. Le aconsejamos reposo continuado y una licencia de tres meses de sus obligaciones laborales. En conclusión: se trata de un paciente con una enfermedad epiléptica refractaria de muy difícil control, relacionada con una tensión probablemente cicatricial (seguramente no tumoral) a nivel de su región temporarietal izquierda. Este tipo de paciente es un candidato permanente a un estado de mal epiléptico, condición ésta inducida por la no toma de los medicamentos antiepilépticos, fiebre, trauma, ayuno, gran tensión emocional, que puede conducir a la muerte debido a la continuidad de crisis convulsivas, lo que facilita la hipoxia cerebral, la perennización de las crisis y la muerte clínica en unas horas”.

Rumores de toda especie

A partir de la desaparición circularon rumores de toda especie, algunos de ellos alimentados por la imaginación popular. En una oportunidad se dijo que un cadáver con las características del Profesor había sido inhumado en la noche en el cementerio de Montecristi. Esto, sin embargo, fue desmentido categóricamente por el sacateca Rafael Hernández hijo (alias Pipe) así como por otras personas.

En total, en torno a este caso, la Comisión Investigadora de la Policía interrogó 55 personas, practicó dos allanamientos y manejó decenas de oficios. Finalmente rindió un voluminoso informe pero en el mismo no se formula acusación contra nadie. El documento simplemente enumera los hechos y da cuenta de las declaraciones de cada uno de los interrogados.

Testimonio de un amigo

Uno de los testimonios más significativos del caso lo ofreció el licenciado Melchor Enrique Melo Casado. Dijo que conocía al doctor González desde el 1979 y que con frecuencia hablaba con él sobre distintos temas. Narró que la última vez que lo vió fue varios días antes de su desaparición y conversaron sobre las elecciones generales. Narciso le dijo que se le había “escamoteado” el triunfo al PRD, que había una parálisis económica y que iba a ser muy difícil (al Gobierno de Balaguer) mantenerse o subsistir en una situación post-electoral como la que se estaba viviendo. Dijo que percibió que Narciso era un firme opositor al régimen de Balaguer.

Melchor Enrique manifestó que desde que conoció a Narciso le había estado prestando dinero y que la última vez que lo hizo fue el 28 de diciembre del 1992, cuando le entregó RD$1,600 que nunca se los pagó y él nunca cobró y ni siquiera volvieron a hablar del asunto. Narró que anteriormente, el 22 de diciembre del 1991, le había prestado otros RD$2,300 pesos que tampoco pagó. Dijo que no tenía juicio preciso sobre los motivos de la ausencia de Narciso. Reveló que este último le llegó a confesar que él “se abstenía” con su esposa, Luz Altagracia, y que vivían “separados en la misma casa” aunque sin especificar los motivos.

El centro de la opinión pública”

Indicó que en lo que conoció al doctor Narciso pudo darse cuenta de que “era una persona con una inteligencia sobrenatural, con una capacidad para crear cualquier situación de convertirse en el centro de la opinión pública”.

Rumores e intrigas militares

En los ocho años siguientes, el caso se prestó no sólo para acusaciones políticas sino incluso para intrigas de uniforme. Cada vez que algún oficial militar o policial quería hacer caer “en desgracia” a algún compañero de armas, lanzaba la especie de que éste tenía que ver directa o indirectamente con este hecho. Es así como varios uniformados y ex uniformados fueron llamados a interrogatorio judicial sin que se haya podido obtener nunca una sola pista que conduzca a esclarecer la desaparición. En los primeros días del primer gobierno de Leonel Fernández hubo un mayúsculo escándalo cuando el entonces secretario de las Fuerzas Armadas y ex jefe de la Fuerza Aérea, mayor general Juan Bautista Rojas Tabar, fue voluntariamente donde el Procurador General de la República a quejarse porque alegadamente se le quería involucrar injustamente en el Caso Narcisazo. Estas declaraciones de Rojas Tabar le costaron el puesto. Esa misma noche, en un discurso por radio y televisión, el Presidente de la República anunció la destitución suya, poniendo fin de esa manera a una larga carrera militar. (Rojas Tabar fue reintegrado a comienzos del segundo gobierno de Fernández). Las distintas hipótesis

La suerte que haya podido correr el doctor Narciso González ha sido y sigue siendo motivo de especulación. La única hipótesis que se ha manejado públicamente es la de que éste “fue secuestrado por militares” y luego de ser golpeado se produjo su deceso. Pero hay quienes dicen que pudo haberse suicidado, dado el hecho de que él tenía:

a) Problemas económicos. b) Problemas laborales c) Problemas con miembros de su familia d) Problemas serios de salud (epilepsia agravada por tensión, falta de reposo y no uso de medicamentos). e) Problemas generados por su profunda inconformidad política.

Quienes sostienen esta segunda tesis resaltan que el día de su desaparición Narciso estuvo “deambulando”, ya que primero fue a una agencia hípica, luego a la UASD, en la tarde al Hipódromo en dos oportunidades y finalmente al cine Doble hasta después de las 11:00 de la noche, cuando fue visto por última vez. En dicho establecimiento vió la película “Filadelfia”, la cual tiene un contenido altamente depresivo. (Estudios científicos recientes señalan que los pacientes epilépticos son generalmente depresivos). Sin embargo, ¿si se suicidó por qué no apareció el cadáver?, es la pregunta que muchos se hacen.

Hay otras personas que señalan que Narciso pudo haberse ausentado voluntariamente en medio de una profunda depresión provocada por los problemas mencionados ya que, tal y como señaló el licenciado Melo Casado, era “una persona con una inteligencia sobrenatural, con una capacidad para crear cualquier situación de convertirse en el centro de la opinión pública”.

Y también hay quienes se han atrevido a especular que posiblemente se refugió en casa de algún político opositor al Gobierno quien, al percatarse de que Narciso era más importante desaparecido que vivo, optó por hacer valer la primera fórmula.

Muchos alegan que la revista La Muralla, donde Narciso escribió su famoso artículo, era de muy escasa circulación, ya que se editaba en Nagua, y que la asamblea de profesores donde él pronunció el discurso no fue un acto público sino una actividad interna de la UASD. (Precisamente, nadie ha sabido explicar quién filmó el video en donde Narciso aparece hablando y con cuales fines lo dió a conocer a la opinión pública).

Para la misma época en que Narciso pronunció su discurso fue publicado el libro “Los que falsificaron la firma de Dios”, de Viriato Sención, en el cual sí hay graves acusaciones contra Joaquín Balaguer y su familia, de manera pública. “Para actuar contra Narcisazo, que no representaba en ese momento nada, hubiera sido mejor hacerlo contra Sención”, llegó a comentar en esa oportunidad un dirigente del Partido Reformista Social Cristiano.

Conclusiones A manera de conclusión debemos señalar que en este caso resaltan:

1) Las contradicciones en que incurren los miembros de la propia familia del desaparecido al ofrecer testimonios.

2) Las lagunas de la investigación realizada por la Comisión de Oficiales de la Policía, la cual nunca llegó al fondo ni interrogó a ninguno de los funcionarios mencionados por el doctor González en su artículo y en su discurso (Manuel Guarda Liranzo, Aníbal Páez, Juan José Arteaga, Rafael Bello Andino, Ramón Pérez Martínez asi como las que eran jefes de la Policía, la Fuerza Aérea y el Ejército al momento de la desaparición).

3) Tampoco nunca fueron interrogados Amaury González, el otro hijo de Narciso, ni tampoco la señora Lucila Ramírez, madre de Luz Altagracia, para que certificara si ciertamente esta última estaba o no en su casa (de Lucila) cuando se produjo la desparición.

El escándalo que rodeó el Caso de Narcisazo coincidió con el estado de agitación que se vivió en el país, y que dió origen en el 1996 al acortamiento del mandato de Balaguer a dos años. FIN

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