24 de julio de 2008

Ginecología actualizada

O jugamos todos, o se rompe la baraja

POR Dra. LILLIAM FONDEUR

Cientos de presos y presas, con problemas de salud, conviven con su enfermedad dentro del recinto carcelario. Me refiero a personas con SIDA, tuberculosis, cirrosis hepática, cáncer, insuficiencia cardiaca, infecciones generalizadas, fiebre. En fin, todas y todos estos seres humanos, en teoría con los mismos derechos a la salud, permanecen e incluso mueren en la cárcel.

Me llamó la atención el caso de la señora Vivian Lubrano, sentenciada a 5 años de prisión por delitos cometidos en el caso BANINTER. Por orden del juez de ejecución de la pena, Saulo Ysabel Díaz, dando cumplimiento a la sentencia dictada por la Tercera Sala Penal de la Corte de Apelación del Distrito Nacional, la condenada fue trasladada al recinto penitenciario de Najayo-Mujeres.

Según refiere la prensa, la bienvenida le fue dada por el subdirector de la Escuela Nacional de Administración Penitenciaria (ENAP), Ismael Paniagua, el cual, contradiciendo tanto la sentencia judicial como la orden del juez de ejecución de la pena, opinó que en el recinto penitenciario no existen las condiciones para brindarle las atenciones médicas que requiere la condenada y la mandó de vuelta a la suite de una clínica privada de clase alta. La comisión especial de salud, presidida por el prestigioso médico Rafael García Álvarez, había certificado que Vivian Lubrano padece de ansiedad y pánico, pero que sus signos vitales son estables.

Desde que ingresa a la cárcel, el tiempo de condena de un prisionero o una prisionera empieza a contabilizarse. Con el diagnóstico de ataque de pánico, por decisión del mencionado subdirector de la ENAP, es de nuevo internada en una clínica Vivian Lubrano. Por sufrir de trastornos de pánico, su tiempo de condena transcurre fuera de la cárcel. ¿Cuántas mujeres y hombres padecerían de ataque de pánico al saber que pasarán 5 años en prisión? La impunidad, los privilegios, son injusticias y generan violencia.

El ataque de pánico es una verdadera crisis de angustia, con sensación de terror y de catástrofe inminente. Durante esos minutos (rara vez se prolonga por más de una hora), suelen presentarse síntomas como taquicardia, dolor en el pecho, respiración rápida y corta, sensación de ahogo, de inestabilidad, de irrealidad. También hay oleadas de calor y frío, mucho sudor y miedo de morirse o de perder la razón. Se calcula que este problema lo padece un 5 por ciento de la población general y casi el 14 por ciento de los pacientes cardíacos. Es más frecuente en las mujeres. Para reafirmar la debilidad del sistema penitenciario y de nuestra justicia, nos ostentan las diferencias en el trato que reciben la condenada y los condenados en el caso BANINTER y los miles de hombres y mujeres que cumplen de forma resignada su condena, a pesar de estar enfermos y correr el riesgo de fallecer a causa de sus quebrantos. ¿Dónde queda el discurso de institucionalidad? Lamento concluir que no es verdad que todos y todas seamos iguales ante la ley. O jugamos todos (yo le agregaría y todas) o se rompe la baraja, como decía Juan Bosch.

Diagnóstico, tú programa de salud

Este próximo sábado, en Diagnóstico, estaremos compartiendo con el doctor Rafael García Álvarez, psiquiatra, acerca de los Trastornos de Pánico. Diagnóstico es producido y conducido por quien escribe esta columna y se trasmite los sábados, a las 10 AM, por Telecentro, canal 13, y los domingos, a las 5 PM, por RNN, canal 27. lfondeur@gmail.com (809) 381-0646

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