16 de agosto de 2008

Guerra de la Restauración (República Dominicana)

Anexion a España

La Anexión a España, llevada a cabo por el general Pedro Santana, provocó el derrumbe total de los ideales patriotas por los que habían luchado los independentistas dominicanos en la gesta del 27 de febrero de 1844. Ahora el país pasaba a ser una colonia española. En vez de adelantos económicos, el país sufrió una degradación progresiva, lo que llevó a la emisión desmesurada de papel moneda, y por haber una producción sostenida, se agravó la crisis económica y todo el comercio se vio afectado. Se incrementó la deuda pública y los gastos gubernamentales fueron excesivos. Los productores nacionales de tabaco, café, cacao, entre otros, fueron los primeros en verse afectados por la crisis monetaria, aunque luego la crisis pasó al pueblo en general. Junto a los problemas económicos, surgió la supresión de los derechos individuales, la supresión de las libertades y aumentó el prejuicio racial. En ciudades como San Francisco de Macorís, Santiago, Moca, Azua y Baní, se produjeron enormes protestas populares. El gobierno respondía con fusilamientos, expatriaciones y algunas otras medidas de rigor.

Los Primeros Movimientos Restauradores

General Gregorio Luperón
General Gregorio Luperón

San Francisco de Macorís fue el escenario de la primera protesta armada. El pueblo trató de impedir incluso el acto de cambio de bandera. Se lanzaron voces de "abajo España" y se lanzaron disparos al aire. Esto fue un acto espontáneo.

En Moca, a 45 días de la anexión a España, se produjo la primera protesta armada. Esto fue el día 2 de marzo de 1861. El coronel José Contreras asaltó y tomó la villa.

Francisco del Rosario Sánchez buscó apoyo en el pueblo haitiano. Las gestiones de diplomacia entre las naciones impidieron este soporte. Luego de esto, Sánchez fue perseguido, capturado y más tarde fusilado. El 3 de febrero de 1863 surge en Neyba un movimiento, con un grupo de unos cincuenta hombres. A la cabeza estaba el comandante Cayetano Velásques, quien pronunciara a Neyba y encerrara a Domingo Lozada, comandante de armas general.

Santiago Rodríguez, un prestigioso hacendado de la zona fronteriza del noroeste y alcalde de Sabaneta, preparó un movimiento más extenso y de mejor planificación. Pero debido a algunas precipitaciones, tuvo que ser abortado.

Hubo un plan que buscaba proclamar el inicio de la revolución por la restauración el día 27 de febrero de 1863. En este plan participaron Benito Monción, José Luciano, Lucas Evangelista de Peña, Juan Antonio Polanco, Norberto Torres, Jose de la Cruz Álvarez y otros cuantos más. Gregorio Luperón, puertoplateño, prestó una gran colaboración.

España reclamaba al gobierno haitiano reconocer los límites territoriales fijados en el tratado de Aranjuez, exigía también una cuantiosa suma de dinero como indemnización e incluso llegó a humillar al presidente Geffrard. Por esto, el gobierno haitiano se vio forzado a ayudar y apoyar los movimientos restauradores. Gracias a esto, Benito Monción, Santiago Rodríguez y otros dominicanos pudieron organizar desde territorio haitiano la gesta revolucionaria, encontrado inclusive facilidades para la obtención de centenares de fusiles.

José Cabrera, Benito Monción, Santiago Rodriguez y otros se reunieron el 15 de agosto en La Viste, Haití. Mientras, Pedro Pimentel y Juan Polanco ofrecían ayuda en territorio dominicano. En un gesto decisivo, los revolucionarios entraron a Santo Domingo y tomaron el cerro del Capotillo español, en donde enarbolaron la bandera dominicana. Esta bandera fue confeccionada en territorio Haitiano.

Restauración y nacimiento de La Segunda República

Con el grito de Capotillo, el 16 de agosto de 1863, queda formalmente proclamada la segunda independencia. Los revolucionarios comenzaron inmediatamente los enfrentamientos armados. Los enfrentamientos fueron muchos, terminándose en 1865. La gesta restauradora tomó más tiempo debido a diferencias políticas internas en el grupo de los restauradores, ya que los muchos de estos tenían aspiraciones políticas.

El mariscal La Gándara había sido enviado al país en sustitución de Pedro Santana. Su partida, junto con sus tropas, marcaron el fin de la revolución por la restauración y marcó el inicio de lo que se llamó La Segunda República.

Cabe destacar al General Gregorio Luperón, quien es uno de los principales héroes de esta gesta restauradora, debido a la forma organizada y decidida con que condujo a sus tropas. Su valentía en muchos enfrentamientos le dan un sitial privilegiado en el corazón dominicano.

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