15 de enero de 2009

Una fiesta con millones de invitados marcará la investidura de Barack Obama

JURAMENTACION
EFE

WASHINGTON.- La capital de Estados Unidos recibirá de dos a cuatro millones de personas que, entre desfiles y 10 bailes de gala, presenciarán la investidura del presidente Barack Obama en medio de la peor crisis económica en ocho décadas.

El Servicio Secreto, encargado de la protección del presidente de EEUU, dirige la operación de vigilancia y protección en la cual tendrá el respaldo de policías estatales y federales, y más de 12.000 soldados.

La ciudad, de 177 kilómetros cuadrados y unos 560.000 habitantes, ha registrado una inflación de alquileres en apartamentos y hoteles, mientras el Mando Norteamericano, que da su escudo militar a EEUU, prepara patrullas aéreas con aviones F-16, F-15 y F22 para el día de la investidura, el 20 de enero.

Sin embargo, según el general Gene Renuart, jefe del Mando Norteamericano, EEUU no cree que "haya una amenaza inminente".

Aún así, subrayó que, "cuando vamos a tener a un par de millones de personas congregadas en un área como ésta, tenemos que estar preparados para todo tipo de evento".

Las celebraciones en torno a la investidura del 44 presidente de EEUU, que muchos califican de histórica, han producido una explosión de artículos conmemorativos, desde gorras a banderines, escarapelas, calendarios, camisetas, chaquetas y afiches.

A pesar de la recesión -que será el primer gran desafío para el nuevo presidente-, las muchas festividades y actos públicos en torno a la investidura han traído una bonanza a las decenas de tiendas en el Distrito de Columbia y sus alrededores que venden, o alquilan, trajes y vestidos de gala.

Hay también una multiplicación de "bendiciones", "plegarias" y "oraciones", que incluirán desde el primer obispo homosexual en la Iglesia Anglicana, Eugene Robinson -el domingo 18 ante el Lincoln Memorial-, al pastor Rick Warren, que se opone al casamiento de gays, en la ceremonia misma de toma de posesión de Obama.

También está prevista la intervención de Sharon Watkins, presidenta de la Iglesia de los Discípulos de Cristo, que será la primera mujer que pronuncie un sermón inaugural, el miércoles 21, en la Catedral Nacional.

Las autoridades cerrarán el tránsito de vehículos privados en los 10 puentes que unen el Distrito de Columbia con los estados vecinos de Maryland y Virginia, y por ello se espera que millones de asistentes deban caminar varios kilómetros para llegar al Mall, el parque en el centro de la ciudad, y la Avenida Pensilvania, que Obama y su cortejo recorrerán desde el Congreso a la Casa Blanca.

Unas 40 manzanas estarán bajo la estricta vigilancia de la Policía Metropolitana, la Policía de Parques, el FBI y miles de policías llegados de otros estados, todos bajo la coordinación del Servicio Secreto.

Las autoridades municipales han colocado miles de retretes portátiles en largas filas, especialmente en el Mall, entre el monumental obelisco de Washington y el Capitolio, y a lo largo de las 16 cuadras de la Avenida Pensilvania donde se han montado las gradas cuyo acceso estará limitado a quienes tengan entradas.

Los responsables de salud han movilizado a miles de médicos y personal de enfermería, en un plan que incluye decenas de hospitales y de puestos de primeros auxilios para atender a una población que, por un par de días, será cuatro veces mayor que la de la capital de EEUU.

Asimismo, las autoridades han recomendado a quienes asistan a las ceremonias que usen prendas abrigadas, buen calzado, y que lleven té o caldos calientes, además de comida con calorías abundantes en previsión de que las temperaturas apenas superen los cero grados centígrados.

El comité que organiza las ceremonias puso a la venta el viernes pasado unas 5.000 entradas a 25 dólares cada una. Los billetes se agotaron en menos de un minuto, y media hora después se subastaban en internet a precios que oscilaban entre los 1.350 y los 1.500 dólares.

Quienes no tendrán que hacer ningún desembolso para presenciar la ceremonia son 300 niños de la capital estadounidense que ganaron las entradas tras participar en un concurso de ensayos sobre el proceso electoral estadounidense.

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