27 de agosto de 2009

Zelaya cumple dos meses de ser presidente de Honduras en el exilio

Tegucigalpa, (EFE).- El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, cumple en el exilio dos meses de haber sido depuesto, sin haber logrado volver al poder, pese al masivo apoyo político que ha recibido de la comunidad internacional. Las esperanzas de que Zelaya retornara antes del 1 de septiembre próximo se disiparon el martes, cuando una misión de cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA) no pudo convencer al Gobierno que preside Roberto Micheletti para que firmara el Acuerdo de San José, que busca una salida pacífica a la crisis política.

"El presidente no podrá estar aquí antes del 1 de septiembre por culpa del golpista de Micheletti, que se negó a firmar el Acuerdo de San José", dijo a Efe la vicecanciller de la Administración de Zelaya, Beatriz Valle, quien había afirmado que el gobernante depuesto regresaría antes de iniciar el próximo mes.

Valle dijo que Zelaya y los miembros de su "Gabinete de Gobierno en el exilio" siguen creyendo que "la mejor solución" de la crisis está en el Acuerdo de San José, que auspicia el presidente de Costa Rica, Óscar Arias.

Zelaya fue derrocado por los militares el 28 de junio pasado y enviado a Costa Rica, desde donde inició una ofensiva diplomática que sigue sin traducirse en su restitución en el poder, que asumió el 27 de enero de 2006 para un período de cuatro años.

El mismo día de su derrocamiento, y por designación del Parlamento, Zelaya fue sustituido por Micheletti, quien el martes le reiteró a la misión de cancilleres de la OEA y al secretario general del organismo, José Miguel Insulza, que el 28 de junio "no hubo un golpe de Estado", sino una "sustitución constitucional".

Además, Micheletti sigue firme en que Zelaya no puede volver en calidad de jefe de Estado, y que si regresa deberá responder ante la justicia por múltiples delitos que le imputa el Ministerio Público, entre ellos abuso de autoridad y traición a la patria.

En sus dos meses en el exilio, desde Nicaragua Zelaya ha viajado a una decena países americanos en busca de respaldo político y exigiendo, principalmente a EE.UU., medidas de presión más severas para que Micheletti sea expulsado del poder.

Hasta ahora, según un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que la semana pasada envió una delegación a Honduras, desde el golpe de Estado se han registrado cuatro muertes, decenas de lesionados y centenares de detenidos, lo mismo que atentados contra la libertad de expresión.

Un día después del golpe de Estado, seguidores de Zelaya aglutinados en un movimiento de resistencia popular iniciaron protestas en las calles en diferentes regiones del país, que se mantienen, aunque en las últimas semanas se han concentrado más en Tegucigalpa y San Pedro Sula, las dos ciudades más importantes.

Los detractores de Zelaya, que pertenecen a sectores políticos tradicionales, empresarios, estudiantes, profesionales, iglesias católica y evangélica, entre otros, también han realizado marchas, aunque con menos frecuencia, algunas de ellas frente a la Casa Presidencial y bajo la custodia de militares y policías.

La destitución de Zelaya ha provocado una polarización social en Honduras nunca antes vista.

Zelaya fue derrocado por promover una consulta popular orientada a instalar una Asamblea Nacional Constituyente, pese a tener una prohibición legal.

Sus seguidores ahora sostienen que la Constituyente "ha dejado de ser un tema de Manuel Zelaya y se ha convertido en un clamor del pueblo", según Rafael Alegría, dirigente campesino y uno de los líderes del movimiento que apoya al derrocado presidente.

La situación del país sigue siendo tensa, aunque las protestas de los seguidores de Zelaya se han vuelto más ordenadas, mientras la preocupación asoma en los cinco partidos políticos y un candidato presidencial independiente por el inicio de una campaña contra las elecciones generales previstas para el 29 de noviembre próximo.

Autor: Germán Reyes

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