29 de noviembre de 2011

El acoso universitario de cada día



El tema es complejo, y lo es por una sencilla razón: la víctima rara vez se atreve a denunciar
Foto. Bolívar Sánchez
SANTO DOMINGO.- En la mayor universidad estatal del país, la UASD, el acoso sexual por parte de los profesores es una realidad de difícil manejo y solución. Con escasas vías para presentar una denuncia, sanciones débiles y poca injerencia de parte de los alumnos en la evaluación docente, una solución en el corto plazo se ve inalcanzable.

* Los nombres han sido cambiados para proteger a las víctimas.

"Yo me la imagino a usted en una película pornográfica, sería excelente: tiene todo el perfil para eso". A Martina (nombre ficticio) se le heló la sangre cuando escuchó el comentario. Las palabras no solo habían sido expresadas en un aula llena de estudiantes universitarios de la carrera de Informática, sino que provenían de quien mantenía la autoridad del salón: del mismo docente.
Era un profesor que hacía observaciones vulgares en plena clase. Yo estaba acostumbrada a sus comentarios fuera de tono, pero nunca se había dirigido a mí, y menos públicamente", recuerda ella. Para rematarla, el profesor dejó claro que su análisis para adjudicarle ese rol triple equis se debía a la generosa delantera de Martina. "Me quedé en shock".

Era fines de los años noventa en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Casi quince años después, el acoso en esa institución sigue ocurriendo. En junio de este año, se hizo pública la expulsión de un profesor de Administración Hotelera del centro regional de Puerto Plata. Durante este año, también, Luisa (nombre ficticio) debió soportar las indirectas y malos tratos de su profesor de Matemática del mismo centro educativo:

"Un día de examen quedé sentada en la única silla disponible, que estaba frente a su escritorio. Yo vestía una blusita con tres botones, y como es habitual, tenía el de más arriba sin abrochar. Cuando él está repartiendo el examen, me pone la mano aquí arriba [el pecho] y me dice: ‘desabróchese eso' [el siguiente botón]. Y yo le digo: ‘No profesor, no me gusta andar enseñando todo. Me voy a quedar así'. Y me dice: ‘Pues muérase entonces, porque el que se va a morir, con tierra tiene".

Víctimas invisibles, victimarios impunes


El tema es complejo, y lo es por una sencilla razón: la víctima rara vez se atreve a denunciar. Martina, que vivió el hostigamiento con otros tres profesores durante su paso por la universidad, nunca presentó una queja. Ante las insinuaciones de uno de los docentes, prefería hacerse la loca para que él no la fuera a quemar: "Yo no quería ir con él, pero tampoco iba darle una negativa clara ante las propuestas porque quería salvar la materia. Llevaba en un tono neutro las propuestas qué él me hacía para que saliéramos".

"Las alumnas no se atreven a denunciar porque no reciben apoyo, a pesar de que es una situación que se está produciendo en distintos recintos universitarios y secundarios", analiza el recientemente electo presidente de la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED) de la UASD, Ambiorix Rosario. "La mayor dificultad es que las alumnas no sienten confianza en iniciar un proceso", detalla. Y expresa que, en los casos de acoso en que sí ha habido denuncia, las sanciones han sido irrisorias: "Eran personas que debían ser expulsadas y sometidas a la justicia, pero solo han sido suspendidas por algunos semestres. Se ha instalado la impunidad".

Otro problema, agrega el dirigente estudiantil, es que "no se cumple la norma de evaluación docente". La escasa y nula participación del alumnado en la continuidad de ejercicio de los profesores ha permitido que algunos educadores abusen de su autoridad.

Un estudio realizado por el Movimiento Sin Aula en 2005, y que abarcó a cinco universidades nacionales -entre ellas, la UASD-, develó que el 54% de los alumnos universitarios conocía al menos un caso de acoso sexual en el aula. Tanto Martina como Luisa saben de más historias: "Debo resaltar que soy de las personas que han sido menos acosadas en la universidad. No como a otras compañeras que me hacían siempre el cuento de 'el profesor me llama y me invita a salir", asegura la primera. "Una compañera que se retiró me había comentado que el profesor la iba a pasar si se iban juntos por otro lado", cuenta Luisa.

Los resultados de esta situación generalmente derivan en que la alumna cede a los avances del docente, se cambia de carrera o ‘quema' la materia si rechaza las propuestas. Luisa y Martina, felizmente, no pasaron por ninguna de estas consecuencias, aunque Martina asegura que sí recibió una mala evaluación, en ningún caso comparable a su destacado índice estudiantil.

Ante esta realidad, Ambiorix Rosario asegura que la FED ha iniciado un proceso para facilitar las denuncias de las que se sientan víctimas de acoso: "Hacemos un llamado a que quienes se sientan amenazadas o amenazados acudan a la FED". La federación tomará el testimonio de la afectada y sus compañeros, para incitar a que el Consejo Universitario investigue la situación, asegura.

Qué dice la ley
La Ley 24-97 sobre la violencia contra la mujer e intrafamiliar define acoso sexual "toda orden, amenaza, constreñimiento u ofrecimiento destinado a obtener favores de naturaleza sexual, realizado por una persona (hombre o mujer) que abusa de la autoridad que le confieren sus funciones". La pena establecida es de un año de prisión y multa de cinco a diez mil pesos. 


De Mariana Ramírez Mac-Lean

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