19 de junio de 2012

Mary Peláez, rodeada de escoltas y con una apelación aplazada



SANTO DOMINGO. Apenas visible entre un grupo de escoltas, con un casco en la cabeza y un chaleco antibalas sobre su blusa amarilla, Mary Peláez salió hoy a pasos cortos del viejo edificio de la Suprema Corte de Justicia.


Allí la Primera Sala Penal de la Corte de Apelación del Distrito conoció un recurso de apelación de su condena de 15 años por lavado de activos relacionado con el puertorriqueño David Figueroa Agosto, condenado en su país a 209 años por narcotráfico.  Sin embargo, los jueces decidieron aplazar para el día 20 de agosto el conocimiento de la apelación, tanto de su sentencia como de Juan José Fernández Ibarra, Sammy Dauhajre, Ivanovich Smester y Eddy Brito, ex esposo de Sobeida Félix Morel. A la salida, en la explanada del edificio, la abogada Ingrid Hidalgo le vociferó que dónde le dejo la bufanda y Mary respondió con una voz baja que se la dejó con la mujer del baño. Luego la introdujeron en una camioneta para llevarla a Najayo Mujeres, donde guarda prisión. Ninguno de los demás condenados por el llamado caso Figueroa Agosto salió con casco o con chaleco antibalas del edificio. Tanto Brito como Ibarra salieron esposados y sin estar dentro de un círculo de escoltas con armas largas.


En 2010, cuando se conoció el caso, los condenados y Sobeida Félix -condenada a cinco años- acudían y salían de los tribunales en medio de fuertes dispositivos de seguridad.
En esta ocasión, el aplazamiento, según explicaron abogados, se debió a que no asistieron a la audiencia los abogados de Madeline Bernard, la viuda del coronel Amado González, que fue asesinado por sicarios y a quien vinculaban con el narcotraficante David Figueroa Agosto.

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