14 de abril de 2008

GINECOLOGÍA ACTUALIZADA

POR LILLIAM FONDEUR Ya basta de sexismo “La igualdad entre los géneros es un derecho humano y es esencial para la consecución de los objetivos de desarrollo del Milenio. Se trata de un requisito indispensable para superar el hambre, la pobreza y las enfermedades. Igualdad entre los géneros implica igualdad en todos los niveles de la educación y en todos los ámbitos de trabajo, el control equitativo de los recursos y una representación igual en la vida pública y política”. El anterior párrafo es el primero con que Naciones Unidas sustenta uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, trazados en el año 2000 y con los cuales está comprometida la República Dominicana. Plantea igualmente “promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer”. Previamente, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó, en 1979, la “Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer” (CEDAW), en la cual los Estados miembros (incluyendo República Dominicana) se comprometieron a tomar “en todas las esferas, y en particular en las esferas política, social, económica y cultural, todas las medidas apropiadas, incluso de carácter legislativo, para asegurar el pleno desarrollo y adelanto de la mujer, con el objeto de garantizarle el ejercicio y el goce de los derechos humanos y las libertades fundamentales en igualdad de condiciones con el hombre”. En la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, realizada por Naciones Unidas en 1995, en Beijing, China, los Estados participantes dejaron establecido que “alcanzar la meta de igual participación de las mujeres y los hombres en la toma de decisiones brindará el balance necesario para fortalecer la democracia y promover su correcto funcionamiento. Sin embargo, las mujeres continúan sub-representadas en los parlamentos, los consejos empresariales, las negociaciones de paz y en muchas otras áreas donde las decisiones son tomadas”. No obstante los referidos compromisos del Estado dominicano, y a pesar de que más de la mitad de nuestra población es femenina, la mujer está en ínfima minoría en instancias de poder tales como el Senado, la Cámara de Diputados, la Suprema Corte de Justicia, la Junta Central Electoral y la Cámara de Cuentas (en esta última no hay ninguna mujer). De las 18 secretarías de Estado, sólo tres son dirigidas por mujeres y de los 14 candidatos (siete presidenciales y siete vicepresidenciales) que los partidos han postulado para las elecciones del 16 de mayo próximo, sólo dos son mujeres. En las semblanzas de los siete candidatos vicepresidenciales publicadas en una reciente edición de un semanario, se resalta que Ana Inés Polanco es “madre de tres hijos” y que María Teresa Cabrera es “soltera” y “tiene un hijo”. Pero de los cinco hombres no se menciona para nada su número de hijos ni el estado civil, lo que constituye una manifestación de sexismo y discriminación contra la mujer, evidenciando que todavía estamos lejos de alcanzar la igualdad entre los géneros. lfondeur@gmail.com (809) 381-0646

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