31 de agosto de 2008

David, Georges, Katrina, Noel

IMAGEN SATELITAL DEL OJO DEL HURACAN DAVID, EL CUAL AZOTO NUESTRO PAIS EL 31 DE AGOSTO DEL AÑO 1979, HACE HOY 29 AÑOS
No hay excusas válidas para imprevisión de los efectos que podía tener Noel para el país.

No se trata de los nombres y apellidos de una persona. Son los nombres de cuatro fenómenos destructivos del planeta feroz que han azotado a la República Dominicana y a los Estados Unidos desde 1979 hasta la fecha. Mientras en un caso hubo demostración de eficiencia en la gestión de la tragedia, en otros dos hubo manifiesta incapacidad gerencial gubernamental. De este último caso, Noel, los primeros indicios hablan de descuido imperdonable.

El 31 de agosto de 1979 el país fue atacado por las furias de uno de los fenómenos naturales más devastador que sufrimos el siglo pasado, el ciclón David, seguido por la tormenta Federico, que significó nueve días de lluvias intensas. El operativo previo de sensibilización a la ciudadanía sobre los peligros de un huracán con vientos de hasta 240 kilómetros por hora jugó un papel decisivo en la salvación de vidas y propiedades.

Pero lo que marcó un hito en la historia dominicana fue el Plan de Recuperación Nacional, especialmente de la infraestructura agropecuaria. En pocos meses estábamos consumiendo bienes agropecuarios a bajos precios, por exceso de oferta. Recuerdo que al otro día del ciclón el presidente Antonio Guzmán se apareció en mangas de camisa en las provincias más afectadas, entregando recursos para enfrentar la tragedia. En cuestión de días el pesimismo se esfumó

Diecinueve años después, el 24 septiembre de 1998, el huracán Georges causó daños irrecuperables, en pérdida de vidas, que pudieron evitarse, en la destrucción de viviendas por la incapacidad en el manejo de presas y en la muerte de animales de crianza de manera innecesaria. El primer error consistió en llevar confusión a la población sobre la magnitud y la trayectoria del huracán.

Por esa confusión un huracán tan destructivo como Georges sorprendió a la población y al gabinete del presidente Leonel Fernández, con las manos detrás de la cabeza. El manejo de la situación fue tan torpe que se abrieron las compuertas de la presa de San Juan de la Maguana sin aviso previo, borrando del mapa a la población del sector Mesopotamia. La población se quedó con la percepción de que el PLD y su gobierno no saben lidiar con desastres naturales a los que estamos expuestos todos los años.

Allende los mares, el presidente de los Estados Unidos, Georges W. Bush, gestionó de una manera torpe e ineficiente el paso del huracán Katrina por su territorio en agosto de 2005. No percibió con exactitud la magnitud destructiva y la trayectoria del huracán y en consecuencia no ordenó que se evacuara a la población de Nueva Orleáns, provocando la muerte de centenares de sus ciudadanos. El costo político que arrastra Bush por el manejo ineficiente del huracán Katrina es mayor que el desastre de la invasión a Irak.

Ironía de las circunstancias, descuido imperdonable, cuando la tecnología de la información permite el mayor grado de conocimiento posible sobre la trayectoria y capacidad destructiva de los huracanes, la tormenta tropical Noel sorprende al presidente Fernández y a su gabinete en campaña política proselitista precisamente en la provincia de Bonao, donde los daños causados son deprimentes.

No hay excusas válidas. Si la tecnología de hoy nos permite estar informados minuto a minuto y si Noel era una tormenta atípica, mayor razón para establecer un operativo de vigilancia especial en torno a la misma, dado lo caprichoso del cambio climático, a causa del calentamiento global, y lo vulnerable que somos frente a los desastres de la naturaleza.

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