28 de agosto de 2008

Mueren en derrumbe madre y seis hijos

Vecinos del sector Jarro Sucio, en Guachupita, observan los cadáveres de la señora Carlita Marcelina Féliz y sus seis hijos, Bienvenida, de 15 años; Jefrey, de 11; Manuel, de 10; Francisco, de 3; Esteban de 2; y Roberto Vásquez Féliz, de once meses de nacido, quienes murieron esta madrugada aplastados por una gigantesca roca que destruyó cinco viviendas.  El Nacional/Justo Maracallo. Vecinos del sector Jarro Sucio, en Guachupita, observan los cadáveres de la señora Carlita Marcelina Féliz y sus seis hijos, Bienvenida, de 15 años; Jefrey, de 11; Manuel, de 10; Francisco, de 3; Esteban de 2; y Roberto Vásquez Féliz, de once meses de nacido, quienes murieron esta madrugada aplastados por una gigantesca roca que destruyó cinco viviendas. El Nacional/Justo Maracallo.

POR RUDDY GERMAN PEREZ

Una madre y seis hijos menores de edad, al igual que una vecina, murieron esta madrugada aplastados por una gigante roca que se desprendió y destruyó cinco viviendas en el callejón Dos del sector Jarro Sucio, en Guachupita, a poca distancia de la avenida Francisco del Rosario Sánchez.

Los muertos son Carlita Marcelina Féliz, de 32 años, y quien había hecho el quinto curso de primaria, y sus hijos Bienvenida Vásquez Féliz, de 15 años; Jefrey, de 11; Manuel, de 10; Francisco, de tres; Esteban, de dos, y Roberto, de once meses de nacido.

También murió Carlita Martínez, una vecina impedida física de 42 años cuya vivienda también fue destruída, informó el raso de la Marina de Guerra Esteban Calderón Martínez, hijo de la fallecida y quien logró sobrevivir.

Marino Vázquez, empleado de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD), esposo de Martínez y padre de los seis niños, sobrevivió porque amaneció cuidando una vivienda cercana para evitar que robaran equipos de lavar automóviles.

El obrero sufrió una crisis nerviosa y tuvo que ser asistido por miembros de la Defensa Civil y del Centro de Operaciones de Emergencia que trabajaron en el rescate de los cadáveres de su familia.

A causa del deslizamiento de tierra resultaron heridos Anadina Rosario, de 73 años, quien presenta golpes en el pecho y la cabeza, y Odalís Rosario Díaz, de 20, quienes fueron internados en el hospital Doctor Luis Eduardo Aybar.

La tragedia ocurrió alrededor de la 1:30 de esta madrugada mientras la familia Vásquez Féliz dormía, informaron vecinos del sector.

La señora Féliz fue hallada muerta abrazada a Roberto, su hijo más pequeño, informaron miembros de la Defensa Civil, de la Cruz Roja y vecinos del lugar que trabajaron en el rescate de los cadáveres.

Los cuerpos fueron depositados en el salón de una iglesia evangélica de Jarro Sucio, ubicada a poca distancia del lugar de la tragedia, donde se congregaron centenares de personas.

Se informó que hace cuatro meses el Ayuntamiento del Distrito Nacional realizó un levantamiento del lugar, dirigido por el ingeniero Tomás Valdez Villegas, de Mantenimiento Vial, quien rindió un informe explicando el peligro en que habitan las familias del sector.

Se dijo que los trabajos de acondicionamiento del lugar tendrían un costo de más de un millón de pesos, pero esa información no pudo ser confirmada con el síndico Roberto Salcedo.

Vecinos del sector mostraron a los periodistas otras tres viviendas que podrían colapsar porque quedaron prácticamente en el aire luego del derrumbe de esta madrugada.

Dijeron que se han cansado de llamar al programa “El gobierno de la mañana”, de la emisora Z-101, para pedirle al síndico Salcedo que buscara solución al problema antes de que ocurriera una tragedia.

En las primeras horas de esta madrugada se presentó al lugar el mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín, jefe de la Policía Nacional, acompañado del coronel Nelson Rosario Guerrero, vocero del cuerpo del orden a indagar acerca de lo ocurrido.

Guzmán Fermín pudo constatar la magnitud de la tragedia e impartió instrucciones para que la Policía disponga de todo lo necesario para asistir a las familias afectadas, sepultar los cadáveres y brindar asistencia médica y psicológica a los familiares de las víctimas y a los heridos.

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