12 de febrero de 2010

"¡Mandela, no hay nadie como tú!"

tras pasar 27 años en prisión

El primer presidente negro de Sudáfrica, Nelson Mandela de 91 años ha acudido este jueves al Parlamento para celebrar los veinte años de su salida de la cárcel. El Congreso Nacional Africano (CNA), -partido gobernante en Sudáfrica- conmemora el 20 aniversario y de la legalización de la formación por el entonces presidente Frederick Willem De Klerk. Por aquel entonces, aún existía el régimen del "Apartheid". Las celebraciones no pasarán desapercibidas en ningún rincón del país. Y es que sin duda, aquel día marcó el momento más importante en la historia reciente del país africano.

Nelson Mandela, un icono mundial

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'¡Mandela, no hay nadie como tú!'

El primer presidente negro de Sudáfrica, Nelson Mandela de 91 años ha acudido este jueves al Parlamento para celebrar los veinte años de su salida de la cárcel, fecha que fue el punto de partida para alcanzar la democracia. A sullegada fue ovacionado por diputados y asistentes.

Mandela, con un visible delicado estado de salud, ha estado acompañado en el acto, por su esposa, Graça Machel.

El presidente actual de Sudáfrica, Jacob Zuma, además de recordar la figura de Mandela prometía en su discurso una mejora en los servicios públicos básicos y un nuevo enfoque en su política industrial. Además ha señalado que su actuación fue "primordial para asegurarle a Sudáfrica el derecho a organizar la inminente Copa Mundial de la FIFA".

Además en el marco de este célebre acontecimiento histórico, se anunció oficialmente que Madrid ha sido seleccionada como la anfitriona del 'Nelson Mandela Day' en 2010. El pasado 11 de noviembre, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 18 de julio Día Internacional de Nelson Mandela, convirtiéndose en la primera vez que la ONU designa un día internacional en honor a una persona para conmemorar su legado como Premio Nobel de la Paz y ex presidente de Sudáfrica.

En 1964, Nelson Mandela fue condenado a cadena perpetua por alta traición, acusado de preparar un levantamiento armado contra la población blanca. Una lucha contra la segregación racial de su país que le llevó a pasar 27 años en la cárcel -17 de los cuales como el prisionero número 466/64 en la isla de Robben Island-, hasta que fue liberado en 1990. En marzo de 1982 Mandela fue transferido de la isla de Robben para Pollsmoor prisión, junto con otros altos dirigentes del CNA.

Durante su tiempo en Robben Island, Mandela se convirtió en la figura más conocida de la lucha contra el racismo en Sudáfrica. Pese a que el régimen del Apartheid y sus aliados lo consideraron como un terrorista (fue líder del Umkhonto we Sizwe, brazo armado del Congreso Nacional Africano), su lucha fue parte esencial de la campaña contra el este régimen. El cambio de política que Mandela apoyó con su liberación en 1990, facilitó una pacífica transición a la democracia representativa en Sudáfrica.

En la isla, él y otros hombres realizaban trabajos forzados en una cantera de cal. Las condiciones de reclusión fueron muy rigurosas. Los prisioneros eran segregados por raza, y los negros recibían el menor número de raciones. Los presos políticos eran separados de los delincuentes comunes y tenían -aún- menos privilegios. Mandela, como prisionero del grupo más bajo de la clasificación, sólo tenía permitido un visitante y una carta cada seis meses. Mientras permaneció en la cárcel, Mandela estudió Derecho por correspondencia en la Universidad de Londres a través de su programa externo. Mandela es licenciado en Derecho por la Universidad de Witwatersrand.

Después de casi tres décadas de encarcelamiento, Frederik De Klerk, presidente de la República por el Partido Nacional, hubo de ceder ante la evidencia y abrir el camino para desmontar la segregación racial, liberando a Mandela en 1990 y convirtiéndole en su principal interlocutor para negociar el proceso de democratización. Mandela y De Klerk compartieron el Premio Nobel de la Paz en 1993.

Hoy, 20 años después de su salida, las celebraciones no pasarán desapercibidas en ningún rincón del país. De hecho, en casi en todas las provincias se van a celebrar mítines, encuentros y actividades culturales, aunque el acto central de la jornada será en las puertas de la prisión de Victor Versten, a 70 kilómetros de Ciudad del Cabo, el centro penitenciario en el que Mandela pasó sus últimos años de reclusión.

De allí salió por su propio pie, en compañía de su entonces mujer, Winnie Madikizela-Mandela. La imagen de este paseo dio la vuelta al mundo e inauguró, oficialmente, el inicio de la transición democrática en el país. Cuatro años después, Mandela se convertiría en el primer presidente electo democráticamente por todos los sudafricanos de la historia del país. Desde entonces, el CNA ha venido gobernando de forma ininterrumpida con amplias mayorías absolutas.

En la mañana de hoy, jueves, centenares de militantes y simpatizantes del CNA seguirán a Winnie en la repetición de este simbólico trayecto. Aunque se espera la participación del propio Mandela, ante su precario estado de salud, el CNA no ha querido confirmar su presencia. Quien sí va a participar va a ser el actual presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, con un mitin enfrente mismo de la cárcel que, a diferencia de la famosa Robben Island, aún funciona como tal.

El principal acto institucional se realizará esta misma tarde, con la inauguración formal del curso parlamentario, donde sí está previsto que asista Mandela. Además de los actos oficiales, exposiciones, documentales y suplementos especiales servirán para recordar el día más importante de la historia reciente de Sudáfrica.

Mandela bien lo merece. Y es que, tras haber recibido más de una centena de premios por más de cuatro décadas, Mandela llegó a ser un célebre estadista que dejó su opinión en temas fundamentales. En Sudáfrica es conocido como Madiba, un título honorario adoptado por ancianos de la tribu de Mandela. Algunos sudafricanos también se refieren a él como 'mkhulu' (abuelo).

SUDÁFRICA 20 AÑOS DESPUÉS

Dos décadas después, en Sudáfrica se producen cerca de 50 asesinatos diarios, tiene una de las mayores tasas de sida del mundo -más del 13 por ciento de la población-, un presidente cuyos excesos son una vergüenza nacional y, no hay que olvidar, el Mundial de fútbol del próximo mes de junio. Veinte años después de que tal día como hoy el líder "anti-apartheid" Nelson Mandela fuera liberado de la prisión de Victor Verster, éste es el triste legado que, en la actual Sudáfrica, queda de su mensaje político.

Tras el asesinato de Chris Hani, líder del Partido Comunista Surafricano (SACP, por sus siglas en inglés), a manos de un supremacionista de raza blanca, Mandela, en lugar de llamar a la insurrección, - la cuál habrái sido imparable-, pidió calma a las masas para lograr que su proyecto político pudiera culminar de forma pacífica el 27 de abril de 1994, al lograr la victoria en las primeras elecciones libres tras el fin de la segregación racial.

Lástima que sus sucesores, primero Thabo Mbeki, y ahora el presidente Jacob Zuma, acusado de corrupción y violación entre otras cosas-, no hayan sabido dar continuidad a su gran logro, un sistema político en condiciones tras el apartheid.

Cabe recordar que Zuma fue designado de "forma directa" por un Nelson Mandela nonagenario para continuar su legado. Seguramente esa sea la única garantía que necesita el pueblo para seguir entregándole su apoyo. La pobreza, la delincuencia y la corrupción son los grandes problemas de la Sudáfrica de 2010.

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