Gustavo Servino, Ramón Sabella, José Luis Inciarte y Pedro Alcorta llegaron el sábado al mineral de oro y cobre, a unos 850 kilómetros al norte de la capital, a entregarles a los familiares su mensaje de esperanza.
“La ayuda (nuestra) es transmitirles el mensaje de fe, de esperanza, que se puede, que no se entreguen y vinimos porque sentimos una gran gratitud por este pueblo y nos sentimos hermanos”, dijo Sabella, quien ofició de vocero del grupo.
“Queremos estar en este momento, yo digo que de alegría porque están vivos ellos, a darles una palabra más de ánimo, de fuerza, en que van a salir todos con vida”.
Para Inciarte, los mineros atrapados “están descubriendo la alegría de estar vivos y dándole un nuevo valor a la vida”.
Los cuatro sobrevivientes uruguayos formaron parte de un equipo de rugby que venía a Chile a disputar un partido. Su avión se estrelló en la cordillera, al sur de esta capital, y fueron rescatados 72 días después del accidente. El grupo uruguayo tenía contemplado, además de compartir con los familiares que aguardan el rescate en un campamento de carpas a algunos centenares de metros donde opera ya una de las perforadoras, transmitirles mediante el sistema de video conferencia su mensaje a los mineros.
Una de las perforadoras ya penetra el cerro del desierto chileno para construir el ducto por el cual se espera rescatar a los 33 trabajadores en un largo proceso.
La primera sonda ya llevaba más de 41 metros de túnel, mientras la segunda perforación debe comenzar a operar el domingo y en un plazo de unos dos meses alcanzar su objetivo: el refugio de emergencia a setecientos metros de profundidad donde se encuentran los mineros desde el derrumbe que bloqueó la mina San José el pasado 5 de agosto.
La tercera y más rápida de las sondas debería entrar en funciones a fines de la semana entrante y según el jefe de los trabajos de rescate, André Sougarret, podría alcanzar el fondo del mineral en un mes y medio.
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