Washington,
28 jun (EFE).- La ministra de Economía francesa, Christine Lagarde, fue
elegida hoy nueva directora gerente del Fondo Monetario Internacional
(FMI), en una decisión ampliamente esperada que prolonga el monopolio de
Europa al frente del organismo.
"El consejo ejecutivo del FMI
seleccionó hoy a Christine Lagarde para servir como directora gerente
del Fondo para un mandato de cinco años que comenzará el 5 de julio",
indicó el organismo en un comunicado.
Lagarde sustituye al también
francés Dominique Strauss-Kahn, quien dimitió el mes pasado y permanece a
la espera de un juicio tras ser acusado de intentar violar a una
empleada de un hotel en Nueva York.
La ministra francesa será la primera mujer en
dirigir el organismo multilateral y asume las riendas en un momento
difícil para las finanzas mundiales ante el deterioro de la situación en
Grecia, que plantea interrogantes sobre el futuro del euro.
La titular de Economía francesa, quien hoy recibió
el apoyo explícito de EE.UU., Brasil y Rusia, competía por el puesto
con el gobernador del banco central mexicano, Agustín Carstens, quien
pese al respaldo de última hora de países como Canadá y Australia no
logró el apoyo necesario para vencer a su rival.
El consejo ejecutivo, integrado por 24 miembros
que representan a los 187 países de la entidad, señaló que los dos
estaban "bien cualificados" y que el objetivo era seleccionar a uno "por
consenso".
Tras considerar toda la "información relevante" sobre las candidaturas, el consejo ejecutivo eligió a Lagarde "por consenso".
Lagarde prometió la semana pasada en su discurso
de intenciones ante el consejo ejecutivo del FMI que no evitará ni la
sinceridad ni la mano dura, de ser necesario, en sus discusiones con los
líderes europeos.
La carrera por la dirección del FMI, que se desató
el 19 de mayo con la dimisión de Strauss-Kahn, ha sido la más peleada
en las más de seis décadas de historia de la institución.
La vacante en la cúpula del Fondo llevó a los
países emergentes a cuestionar con fuerza el pacto no escrito alcanzado
tras el final de la II Guerra Mundial en virtud del cual un europeo
lidera siempre el FMI y un estadounidense el Banco Mundial (BM).
Esa presión llevó al consejo ejecutivo del Fondo a prometer un proceso "abierto, transparente y basado en méritos".
El hecho de que Europa, que posee más de una
tercera parte del poder del voto en el Fondo, respaldara a Lagarde,
permitió a la ministra francesa partir con ventaja en la carrera.
Los grandes países emergentes (Brasil, Rusia,
India, China y Sudáfrica) que en un primer momento criticaron una
tradición que tildaron de "obsoleta" y señalaron que el elegir a un
nuevo líder en función de su nacionalidad mermaba la legitimidad del
Fondo, no cerraron filas frente a un candidato de consenso.
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