SAN JOSE, COSTA RICA.- El cocodrilo Pocho, famoso por ser el único saurio "domesticado" del mundo y por nadar, hacer trucos y jugar con su dueño, el pescador costarricense Gilberto Shedden, murió este martes por causas desconocidas, se informó hoy en San José.
Shedden, mejor conocido como Chito, contó hoy a Efe que tras varias horas de no ver al animal en la laguna en la que vivía, decidió entrar al agua a buscarlo y lo halló muerto.
Pocho tenía unos 50 años de edad, pesaba 445 kilos y medía casi cinco metros de largo.
Chito aseguró sentir una gran tristeza por la pérdida de su "mejor amigo", a quien tuvo en su finca por 20 años, luego de encontrarlo moribundo en un río de la zona del Caribe costarricense.
Los habitantes de la comunidad de Siquirres (unos 70 kilómetros al este de San José) han preparado un entierro para el enorme animal, cuyo espectáculo con Chito atraía a decenas de turistas y
curiosos cada domingo para ver los juegos entre ambos.
El pescador costarricense le había enseñado a Pocho a hacer diversos trucos como rodar sobre su cuerpo, darle la pata, sostener la cola y la cabeza en alto y hasta cerrar un ojo.
La relación especial entre este hombre y su cocodrilo fue la razón por la cual decenas de científicos, expertos en comportamiento animal y periodistas los visitaban cada año.
Shedden, mejor conocido como Chito, contó hoy a Efe que tras varias horas de no ver al animal en la laguna en la que vivía, decidió entrar al agua a buscarlo y lo halló muerto.
Pocho tenía unos 50 años de edad, pesaba 445 kilos y medía casi cinco metros de largo.
Chito aseguró sentir una gran tristeza por la pérdida de su "mejor amigo", a quien tuvo en su finca por 20 años, luego de encontrarlo moribundo en un río de la zona del Caribe costarricense.
Los habitantes de la comunidad de Siquirres (unos 70 kilómetros al este de San José) han preparado un entierro para el enorme animal, cuyo espectáculo con Chito atraía a decenas de turistas y
curiosos cada domingo para ver los juegos entre ambos.
El pescador costarricense le había enseñado a Pocho a hacer diversos trucos como rodar sobre su cuerpo, darle la pata, sostener la cola y la cabeza en alto y hasta cerrar un ojo.
La relación especial entre este hombre y su cocodrilo fue la razón por la cual decenas de científicos, expertos en comportamiento animal y periodistas los visitaban cada año.
De EFE
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