Santo Domingo, 24 nov (EFE).- El Gobierno del presidente dominicano, Danilo Medina, arriba hoy a los 100 días bajo felicitaciones de la parcela oficialista, una aceptación cautelosa entre la población y fuertes ataques de sectores sociales y de la oposición que rechazan la recién aprobada reforma tributaria. El gobernante se ha empeñado en este período en trabajar enfocado en su plataforma de Gobierno, haciendo caso omiso a incesantes reclamos de grupos sociales de clase media y media alta para que inicie acciones judiciales contra altos cargos de la pasada gestión que acusan de corruptos.
Medina ha causado una buena impresión entre los ciudadanos con gestos como el
visitar y llevar ayuda a los afectados por desastres naturales y de supervisar en persona trabajos de infraestructura.
Desde que asumió el poder el 16 de agosto, este economista de 61 años ha impuesto un estilo austero y frugal que marca la diferencia con su antecesor, Leonel Fernández, más inclinado hacia el boato y la espectacularidad.
Muestra de esto es que en los dos viajes que ha realizado al exterior solo se ha hecho acompañar por una muy reducida comitiva, y ha regresado al país inmediatamente cumple su agenda.
El mandatario prometió que a partir del año próximo el país destinará el 4 % del producto interno bruto (PIB) a la educación preuniversitaria tal y como lo ordena la ley, creó un ambicioso plan para eliminar en dos años el analfabetismo que afecta a más de 700.000 dominicanos, y dispuso un fondo de 10.000 millones de pesos (unos 250 millones de dólares) en créditos para la micro, pequeña y mediana empresa.
Dispuso también el incremento de los beneficios del programa "Solidaridad" que otorga ayuda económica a centenares de miles de familias pobres, hizo firmar a sus funcionarios un código de ética y logró reducir de un tirón el gasto público en 6.900 millones de pesos (unos 172,5 millones de dólares) con una serie de medidas de austeridad.
Además, creó la ventanilla única de inversión (VUI) que otorga facilidades y seguridades a los inversionistas extranjeros y locales, y recientemente dispuso que se otorguen títulos de propiedad a miles de personas que ocupan desde años terrenos estatales.
La aprobación hacia su gestión ha provenido del oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD), de aliados como el Reformista Social Cristiano (PRSC), del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, de economistas, sociólogos y medios de comunicación que piden dar tiempo a su desempeño desde el Gobierno.
Una encuesta de la firma Penn, Schoen & Berland realizada a los dos meses del Gobierno de Medina pero publicada esta semana, arroja que el 34 % de los dominicanos aprueba su gestión, mientras que un 47 % dice que ha sido regular y el 17 % la condena.
El estudio establece que Medina es la segunda figura mejor valorada del país, después de la vicepresidenta, Margarita Cedeño de Fernández.
Sin embargo, la encuesta también explica que el 80 % de los entrevistado entiende que la economía local va por un rumbo equivocado, y el 70 % considera que el país no sigue un buen camino.
Los rechazos más encendidos hacia su Gobierno provienen de sectores opuestos a la reforma tributaria que Medina hizo aprobar en el Congreso Nacional, y que amplía la base impositiva al consumo del 16 % al 18 %, establece aumentos en los impuestos a las bebidas alcohólicas y los cigarrillos, así como la retención del 10 % de los beneficios de las cuentas de ahorros a partir de los 400.000 pesos (unos 10.000 dólares).
El gobernante dijo que la reforma tributaria era el "único recurso" conque contaba el Gobierno para hacer frente al déficit fiscal registrado durante el último año del Gobierno de Fernández y que fue calculado en unos 187.000 millones de pesos (unos 4.675 dólares).
Sin embargo, grupos sociales han salido a las calles a protestar contra lo que llaman "paquetazo fiscal", al considerar que los ciudadanos no deben pagar más impuestos para tapar un déficit originado por el propio Gobierno.
Esos grupos, que han recibido el apoyo de políticos de la oposición, exigen a Medina que busque los recursos que necesita en las supuestas fortunas acumuladas por pasados altos cargos del Gobierno de Fernández, a quien han señalado como el principal responsable del déficit fiscal.
Fernández, sin embargo, ha rechazado su culpabilidad en la cuestión, y ha explicado en varias oportunidades su versión de lo que sucedió, en la que atribuye el problema a factores como el pago del subsidio al sector eléctrico, el déficit 'cuasi-fiscal' del Banco Central, una menor recaudación en el presupuesto del año pasado, y la ejecución de un amplísimo programa de construcción de obras públicas. EFE
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