Por: José Antoni Fernández Puello/Educador | Periodista | Deportista
En San Juan de la Maguana, donde las historias se escriben con el esfuerzo diario de su gente, surgió un nombre que comenzó pequeño, humilde, pero firme: Alejandro Tejada, el hombre que muchos conocen simplemente como Alejandro Pollo.
Su trayectoria no nació en salones ni oficinas; nació en las calles, en el comercio, en el sudor del trabajo honrado. Desde allí construyó un espacio propio, un negocio que se convirtió en encuentro, en apoyo, en solidaridad para cientos de personas que lo vieron crecer y que crecieron con él.
Con el paso del tiempo, Alejandro dejó de ser solo un emprendedor. Se convirtió en un punto de apoyo para su comunidad, un rostro presente en los barrios, en las canchas, en los momentos difíciles y en las celebraciones locales. Su liderazgo no fue heredado; fue ganado. Ganado con cercanía, con escucha, con presencia.
Hoy, su nombre resuena como uno de los liderazgos nuevos que buscan transformar la política desde la calle, desde la gente. Es la historia del ciudadano común que se atreve a dar el paso para representar a quienes creen que el futuro se construye con esfuerzo, coherencia y humanidad. Alejandro Pollo representa esa nueva ola de líderes que no necesitan discursos elaborados para conectar, porque su historia ya habla por él. Su crecimiento es un reflejo de la esperanza de muchos sanjuaneros que ven en él no solo un político emergente, sino un símbolo de esfuerzo, autenticidad y compromiso real.
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