30 de mayo de 2010

Día de las Madres y muerte de José Lima opaca 49 años ajusticiamiento de Trujillo Molina

30/5/2010

SANTIAGO, R.D.- Los actos fúnebres del lanzador de béisbol, José Desiderio Rodríguez Lima, opacó entre muchos ciudadanos los 49 años del ajusticiamiento del tirano Rafael Leonidas Trujillo Molina, ocurrida el día 30 de mayo del año 1961, hombre que gobernó con manos de hierro a los dominicanos durante 30 oprobiosos años. En las calles, avenidas, centros de diversión, colmadotes, áreas de trabajo, paradas de guaguas, terminales de autobuses, de motoconchos, el tema obligado es la muerte de José Lima.

Desde que se produjo la muerte de Lima la semana pasada en California, Estados Unidos, impactó en el corazón de cada dominicano, sin importar la preferencia de su equipo de béisbol.

El Mambo de Lima, era apreciado por niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos sin importar el rincón de la República Dominicana donde viviera.

Su peculiar forma de lanzar y las gesticulaciones que hacía desde el montículo cuando ponchaba a un contrario, le pegaban de hits, sus compañeros hacían un error en la jugada y el chiste en el dougauts, eran frecuentes en este pimentoso lanzador.

En un vuelo que salió desde la ciudad de Nueva York, Estados Unidos hasta el Aeropuerto Internacional del Cibao y trasladado al Estadio Cibao el cuerpo inerte de Lima, donde aguardaban miles de personas de los diferentes latitudes y estratos sociales del país.

Legaciones de dirigentes políticos de todos los partidos, deportivos, culturales, empresarios, religiosas, estudiantiles, profesores, industriales, comerciales y sindicales se dieron cita en el Estadio Cibao para darle el último adiós a sus restos.

Lima ha sido sepultado en la comunidad de Zalayas, donde nació, ubicada al sur de la provincia de Santiago, donde acudieron millares de personas.

Después del velatorio en el Estadio Cibao, los despojos mortales de Lima fueron trasladados en horas de la tarde hasta la Funeraria Blandino, para después llevarlo a su última morada, el cementerio de Zalayas.

Ante este cuadro desolador, lleno de tristeza de sus seguidores pocas personas se acordaron de que el mismo día en que velaban y sepultaban a Lima, se estaría cumpliendo en el país el 49 aniversario del ajusticiamiento de Rafael Leonidas Trujillo Molina, presidente dictador que sentó el control del país y acaparó toda la atención del país y el partes del mundo en su persona.

De acuerdo a quienes vivieron esa época, Trujillo Molina, propiciador de las muertes de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal y de su chofer Rufino de la Cruz, encabezó una de las tiranías más crueles de la historia de América y que se prolongó por 30 años, donde cientos de jóvenes fueron asesinados en República Dominicana y figuras internacionales motorizadas por el Servicio de Inteligencia Militar-SIM-.

Hubo que surgir un grupo de valientes hombres dominicanos para hacer desaparecer a este tirano físicamente, que aunque algunos dudan sobre su muerte en la emboscada tendida cuando se dirigía de la ciudad de Santo Domingo a San Cristóbal.

Informes indican que en ese complot vieron acción el mocano Antonio de la Maza, Juan Tomás Díaz, Salvador Estrella Sadhalá, Antonio Imbert Barrera, teniente Amado García Guerrero, Huáscar Tejeda, Roberto Pastoriza, Pedro Livio Cedeño, Luis Amiama Tio, Modesto Díaz, Miguel Ángel Báez Díaz, Luis Manuel Cáceres Michel (Tunti), Miguel Ángel Bissié, Manuel de Ovín Filpo, Ángel Severo Cabral, entre otros.

Se dice que la conspiración contra el sátrapa Rafael Leonidas Trujillo Molina, en su estructurada participaban en dos grupos uno de de acción y otro político.

Esencialmente, el primero tenía la misión de eliminar físicamente al dictador, cosa que fue posible el martes 30 de mayo de 1961.

El segundo grupo tenía que organizar y ejecutar un golpe de Estado para derrocar a la familia Trujillo del poder, establecer un Gobierno provisional que garantizara, en el corto plazo, elecciones libres.

Este episodio de la avenida George Washington desencadenó otros muy sangrientos mientras marcaba el inicio de un proceso de retorno a las libertades públicas en República Dominicana, pasando por la caída de los remanentes.

Autor: Marcelo Peralta

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