El 16 de agosto de 1863, los patriotas Santiago Rodríguez, José Cabrera, Benito Monción, y Pedro Antonio Pimentel junto a otros once Dominicanos cruzaron la frontera norte y en la loma llamada Capotillo, enarbolaron la bandera tricolor, iniciando así la guerra que restauraría la soberanía entregada por Santana.
Los patriotas atacaron los pueblos de Sabaneta y Montecristi. El general español Buceta comandante de Santiago, se encontraba en Dajabón al estallar la revolución, fue perseguido por el general Pimentel cuando trataba de regresar a la Fortaleza San Luis por la ruta de Guallubín. Se dice que pudo salvar la vida, arrojando onzas de oro en el camino, para distraer a los patriotas que le perseguían.
Tan pronto el general Buceta llegó a Santiago, organizó la defensa de la ciudad; la que fue rodeada por las tropas de los generales Gregorio Luperón, Benito Monción, Gregorio de Lora y Gaspar Polanco. Mil soldados Españoles partieron desde Puerto Plata hacia Santiago, bajo el mando del coronel Cappa, para reforzar las tropas anexionistas. Pero fueron obligados a regresar al ser interceptados por los patriotas dominicanos el día 2 de septiembre.
El combate sé inició el 6 de septiembre de 1863, la lucha fue cruenta y duró todo el día, resultando el saldo favorable para los patriotas. Dueñas de la ciudad las tropas restauradoras iniciaron el 7 de septiembre la toma de la fortaleza San Luis.
Buceta desesperado por la carencia de alimentos y refuerzos, ordenó quemar la ciudad. Los cañones fueron cargados con trapos empapados en alquitrán y disparados contra los techos de las viejas casuchas. La ciudad corazón ardió como una gigantesca hoguera.
En la batalla de Santiago se consagraron los generales Gaspar Polanco – que por su eficiencia y valor alcanzó el grado de Generalísimo - y el general Gregorio Luperón- quien surgió como uno de los héroes más distinguidos de la guerra de restauración, por la forma magistral que condujo sus tropas-. Luperón de humilde cuna, había nacido en Puerto Plata en el año de 1839.
Al ver el general Buceta que era imposible vencer a las huestes restauradoras, inició negociaciones de paz con el general Luperón. Los patriotas requirieron que los españoles marcharan hacia Puerto Plata luego de entregar las armas. Buceta indignado contesto que: "Las tropas de su majestad, jamás han entregado las armas que les han sido confiadas para defender su honor".
La retirada de las tropas de Santiago hacia Puerto Plata, costo a los españoles más de mil muertos y 200 heridos, pues fueron hostigados por los restauradores durante todo el trayecto. Ocho días después de la toma de Santiago, el 14 de septiembre; se formó el Gobierno Restaurador presidido por José Antonio Espaillat y se redacto el acta de independencia, donde se manifestaron los motivos de la lucha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario