26 de julio de 2011

Asesinan dominicano en el Alto Manhattan por disputa amorosa


Humberto Alvarado fue abatido frente al restaurante "El Rey de la Paella" de la calle 181

 
NUEVA YORK.- Humberto Alvarado, un dominicano de 39 años y residente en la Calle 181 del Alto Manhattan, fue asesinado a tiros la madrugada del lunes por una disputa amorosa, según versiones recogidas en el lugar.

El homicidio fue confirmado anoche por la oficina de prensa del Departamento de Policía (DCPI) y la portavoz detective Sarubbi se limitó a informar que no hay arrestos y que el caso se investiga, sin entrar en detalles.

Alvarado fue abatido por otro hombre que huyó de la escena, frente al restaurante "El Rey de la Paella" (antiguo Mambi), situado en el 558 Oeste de la calle 181, cerca de donde residía la víctima.

Alvarado fue impactado con un balazo en el torso y notro en el abdomen, siendo declarado muerto en el hospital Harlem, donde fue ingresado por paramédicos y policías del cuartel 34 que arribaron a la escena respondiendo una llamada al 911.

El crimen ocurrió alrededor de las 2:00 de la madrugada. "No hay arrestos en este momento y la investigación está en curso", añade el parte policíaco. El asesinado vivía en un apartamento del edificio 511 Oeste de la misma calle donde cayó. La mujer origen de la discusión tampoco fue identificada.

Los oficiales encontraron a Alvarado en medio de un charco de sangre en la calzada frontal del establecimiento. Un hombre que se identificó como primo y otros parientes de Alvarado, dijeron que la víctima era buena gente y no buscaba problemas con nadie.

Versiones recogidas por este reportero en los alrededores del negocio, sostienen que Alvarado estaba en el interior del restaurante, cuando protagonizó una discusión con su victimario por una mujer. No se detalló si la hembra es una de las camareras del negocio o si acompañaba a uno de los hombres en disputa.

Ambos salieron afuera y fue allí, cuando el matador sacó una pistola, cuyo calibre las autoridades no especificaron y le disparó a Alvarado, impactándolo con los dos plomos.


De Miguel Cruz Tejada

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