29 de octubre de 2012

Profesores de Padre las Casas narran odisea Cordillera Central



AZUA.  Los 12 maestros y el médico rescatados el domingo por  el Centro de Operaciones de Emergencia (COE), han salido de la odisea de aislamiento y peligros  que vivieron durante  casi cinco días, cuando quedaron   en las alturas montañosas de la Cordillera Central por las aguas   del huracán Sandy,

 Martín Cabral, uno de los 12 maestros atrapados por el huracán Sandy   en las montañas de Padre Las Casas, tuvo que enterrar en un recodo del camino  la insulina con que controla su diabetes, para protegerla, luego que se le derritiera el hielo que llevaba en un termo.

 “Antes de echarme al monte y tuve que tomar la decisión urgente, crítica, de ponerla bajo tierra para que no se me dañara”, narró Cabral, maestro   de Los Auqueyes,  Azua.

 Santa Brioso,   maestra de la escuela Los Auqueyes, en un punto del trayecto hacia la zona baja, se cayó en un declive de la cordillera, cerca de Botoncillo, y se fracturó una pierna. Esa maestra duerme en el suelo de lunes a viernes. No tiene cama.

 “La idea que teníamos todos –relató la educadora- era llegar a salvo a los pueblos vecinos para protegernos. Íbamos desesperados, y en el camino todos nos fuimos cayendo y golpeando, unos más que otros, y así se  nos pasaron prácticamente dos días” y para completar, Awilda Delgado, directora de la escuela de   Las Cañitas, sufrió una de sus habituales crisis respiratorias, pero al segundo día de aislamiento se le terminaron los medicamentos y estuvo a punto de colapsar, relata.

 Los 12 maestros de las escuelas de la zona quedaron varados en tres en las comunidades Gajo de Monte, Las Lagunas y Guayabal.

 Para cruzar el río, el grupo que llegó a Guayabal tuvo que tirar, con la ayuda de moradores de la zona, una cuerda de orilla a orilla para   cruzar el río.

 “Los maestros de esta zona nunca vamos a olvidar lo triste y peligroso que fue tener que cruzar el río tirado por una soga, con el río rugiendo abajo y todo el mundo esperando lo peor”, relata a EL NACIONAL Wilkin Soto, maestro de El Roblito, y uno de los integrantes del grupo de Guayabal.

 El drama laboral


Lo que les ha pasado, que ocupó la atención nacional, ha servido para poner de resalto las condiciones en que se desarrollan: Martín Castro, de la escuela de Fundo Viejo, dijo que la situación por la que atravesaron tiene que ser vista como una oportunidad para mejorar las condiciones en que laboran los 25 educadores en la zona alta de Padre Las Casas. “Nos pagan bajos salarios, no tenemos incentivos por distancia, no tenemos donde dormir y a veces ni siquiera tenemos que comer, no nos pagan por la condición de directores y algunos trabajamos dos tandas y solo cobramos una. En esas condiciones no podemos seguir trabajan

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