A la luz de los hechos no luce fácil, en
estas circunstancias, evitar lo que parece una inminente división en el
Partido Revolucionario Dominicano, toda vez que los adversarios de
Miguel Vargas dentro del PRD, asumen su derrota en la convención como un
“desquite” por la exclusión de que fueron “víctimas” durante el proceso
de escogencia de candidatos para las últimas elecciones congresuales y
municipales.
Los que internamente adversan a Miguel, a quien han vencido
apoyando a Hipólito Mejía, reciben este triunfo como un “ungüento” al
trauma político que estiman él les provocó al excluirlos a fuerza de
imponer candidatos para la contienda de medio término del 2010.
Dirigentes provinciales y municipales aun
conservan resentimiento contra Vargas Maldonado y su séquito más
cercano, por lo que consideran manejo personalista y arbitrario en la
escogencia de los candidatos a senadores (ninguno ganó) diputados,
síndicos y regidores.
Esa situación abrió profundas heridas que a su vez
indujo a muchos perredeistas de provincias y municipios, a tomar
“licencia” y como tal se cruzaron de brazos para restar posibilidades a
los candidatos que les impusieron.
Desde entonces aquellos enfrentamientos se
mantienen y esos mismos dirigentes esperaban este escenario de la
convención para medir fuerza política entre ellos.
De modo que, mientras Miguel e Hipólito se
disputaban la candidatura presidencial, en provincias y municipios
dirigentes enfrentados en el PRD se disputaban el liderazgo en sus
respectivas demarcaciones.
Sin duda que, por un lado, estos resultados de la
convención subsanaron resentimientos, y por el otro, lastimaron orgullo
político de dirigentes provinciales y municipales.
Recoger estas diferencias, registradas en todo el
país, y muchas de las cuales trascienden el aspecto personal, se hará
difícil aunque no imposible, y el tiempo que tome superarlas obrará en
contra en la exigente carrera hacia la Presidencia de la República.
Autor: LUIS BRITO
No hay comentarios:
Publicar un comentario