NUEVA YORK._ 800, 000 neoyorquinos se han contagiado con la Gripe A H1N1, según datos oficiales revelados ayer lunes por el doctor Thomas Frieden que dirige el Centro para el Control de Enfermedades. El funcionario presentó un estudio ordenado por las autoridades que muestra que cerca del 10% de la población se infectó con la pandemia. Frieden, quien fuera Comisionado de Salud de Nueva York cuando brotaron los primeros casos en escuelas de Queens dijo que la gran mayoría del casi millón de residentes con el virus, no se ha enfermado gravemente y no necesitan ser hospitalizados. “Aquellos que sí resultan gravemente enfermos, tienen que ser hospitalizados o podrían morir”, añadió el reputado médico.
El galeno explicó que las muertes generalmente se producen entre personas que han tenido enfermedades persistentes. Por su parte, el acalde Michael Bloomberg, señaló que creía que el número de contagiados iba a ser más alto que el revelado.
Indicó que la mayoría de personas lidian con multitudes diariamente. “Si están en una habitación, en el metro, en la calle, en la oficina, tienda, hospital, la probabilidad de contagio es mucho más alta”.
A la pandemia que se expandió por los cinco condados cobró las vidas de docenas de personas y obligó al cierre temporal de muchas escuelas de la ciudad. El estudio que está en fase conclusiva, será publicado próximamente, se anunció. Hoy martes, el alcalde y funcionarios de salud locales encabezarán una jornada de orientación a los ciudadanos de cómo enfrentarse al virus AH1N1 durante la temporada de gripe que se avecina a partir del otoño.
Al menos, 1 de cada 10 residentes en Nueva York ha sido afectado por la pandemia.
LOS PRESOS RECLAMAN
Por su parte grupos defensores de los derechos de los presos en Nueva York, reclamaron que se establezcan programas en las cárceles para prevenir que sean contagiados con el virus.
Pidieron al gobernador David Paterson aprobar una ley que establezca un estándar de cuidado similar al que se mantiene contra el HIV/SIDA en las unidades médicas de las prisiones.
Dijeron que su preocupación no es sólo por las personas que están ahora tras las rejas, sino que además que hay tomar en cuenta su situación cuando regresen a las calles y sus hogares. Hasta el momento, en las cárceles se manejan clínicas administradas por el Departamento de Corrección, pero los activistas quieren que una ley cambie el sistema y que sea el Departamento de Salud del Estado, que se haga cargo de la situación.
Criticaron también la disparidad existente en cuidados de salud en las cárceles neoyorquinas.
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