4 de noviembre de 2010

Lula le pide a Rousseff que su futuro Gobierno tenga su propia cara




Brasilia, 4 nov (EFE).- El jefe de Estado brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, recibió hoy a la presidenta electa, Dilma Rousseff, le pidió que le ponga "su propia cara" al próximo Gobierno y afirmó que él se mantendrá al margen, porque "a rey muerto, rey puesto". 

La reunión con Lula supuso la primera visita de Rousseff al Palacio presidencial de Planalto, donde despachará a partir del 1 de enero próximo, después de que el pasado domingo se convirtió en la primera mujer elegida para gobernar Brasil, con un 56% de los votos.

Tras un encuentro privado, ambos ofrecieron una rueda de prensa en la que Lula tomó primero la palabra, para luego dejar sola a su sucesora con los periodistas.

Lula, mentor político de Rousseff y principal protagonista de la campaña que la llevó a ganar las elecciones del pasado domingo, dijo que dará "una lección de cómo se debe comportar un ex presidente", con lo que le salió al paso a conjeturas sobre su posible influencia en la gestión de su sucesora.

"El Gobierno de Dilma tiene que tener la cara de Dilma", afirmó el mandatario, quien negó que pueda participar en discusiones para la conformación del próximo gabinete.

"Un ex presidente no indica, no veta. Sólo puede dar consejos, pero siempre y cuando se lo pidan", declaró Lula, quien adelantó que desde enero estará "en la tribuna, hinchando por el éxito de Dilma y siempre aplaudiendo, nunca abucheando".

También descartó que pueda volverse a postular para el cargo en los comicios de 2014, pues considera que "a rey muerto, rey puesto".

Afirmó que la sola hipótesis "sería una temeridad", pues él, en lo personal, y su Gobierno mantienen tasas de aprobación en torno al 80%, con lo que "la expectativa será infinitamente mayor".

Según Lula, "todas las condiciones están dadas para que Dilma tenga cuatro años de éxitos" y para que en las presidenciales del 2014 aspire con "toda legitimidad" a un segundo mandato.

También envió un mensaje a la oposición, y pidió que mantenga un papel "constructivo" y "sepa diferenciar la pelea política y el interés del pueblo" brasileño.

Dijo además que Rousseff recibirá un país que comparó con "un automóvil en marcha, con el motor regulado y a 120 kilómetros por hora", pero apuntó que ella "podrá pisar más el acelerador", con el cuidado de "no pasarse un semáforo en rojo", porque "en economía no hay magia y nadie puede sacar un conejo de la chistera".

En el plano económico, Lula dijo que en los dos meses que le restan en el cargo hará "lo que sea necesario para garantizar que Dilma reciba el Gobierno con tranquilidad y sin preocupaciones".

Expresó cierta inquietud en relación a la "guerra cambiaria" que se vive "en el mundo", a la que atribuyó la exagerada apreciación del real en los últimos meses.

"Vamos a tener cuidado y (adoptar) todas las medidas necesarias para que nuestra moneda no quede sobrevalorizada", dijo Lula, al tiempo que la presidenta electa aseguró que el problema del cambio tiene que ser resuelto en los ámbitos multilaterales.

"Todos los países perciben que hay una guerra cambiaria y en eso no hay solución individual. La última vez que comenzó una política de depreciación competitiva hubo una guerra mundial", declaró la economista que Lula escogió a dedo como candidata para sucederle.

Lula confirmó además que asistirá a la Cumbre del G-20 que se celebrará la semana próxima en Seúl acompañado por Rousseff y que la "guerra cambiaria" será, para Brasil, el principal asunto.

"Asistiré al G-20 para luchar. Si hasta ahora peleaban con Lula ahora tendrán que hacerlo con Lula y con Dilma", agregó el jefe de Estado, quien sostuvo que Estados Unidos y China promueven "una guerra cambiaria", porque el primero "quiere resolver su problema" y el segundo "tiene su moneda muy desvalorizada".

Rousseff confirmó que, desde hoy, descansará "unos días" para recuperarse de los cuatro meses de campaña para las elecciones del pasado domingo, y que el lunes próximo viajará hacia Seúl, donde se encontrará con Lula para asistir a la Cumbre del G-20. EFE

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