29 de mayo de 2008

Conmemoran hoy 47 aniversario muerte Trujillo

Se cumple en esta fecha el 47 aniversario del ajusticiamiento de Rafael Leonidas Trujillo Molina, quien dirigió con mano férrea durante 31 años los destinos del país, desde el 16 de agosto de 1930 hasta el 30 de mayo de 1961, en que cayó asesinado víctima de una conspiración urdida por el Servicio de Inteligencia Militar estadounidense, en coordinación con militares y civiles que estaban al servicio del dictador.

Trujillo Molina nació el 24 de octubre de 1891 en San Cristóbal, una pequeña ciudad del sur de la República Dominicana, muy cerca de su capital, Santo Domingo, en el seno de una familia de la clase media.

Fue el tercero de once hermanos, siendo sus padres José Trujillo Valdés y Julia Altagracia Molina Chevalier. Su progenitor era hijo del español José Trujillo Monagas.

El 25 de noviembre de 1960, el Servicio de Inteligencia Militar (SIM), la policía política de la dictadura, asesinó, simulando un accidente de tráfico, a las hermanas Mirabal (Patricia, Minerva y María Teresa) cuando éstas salían de la fortaleza de Puerto Plata después de haber visitado a sus esposos, tres famosos dirigentes del movimiento de oposición 14 de Junio encarcelados por sus actividades contra el régimen.

Este hecho provocó una gran consternación en la sociedad dominicana, que definitivamente comenzara a tomar conciencia de la dura realidad, del salvajismo y la falta de valores de que hacía gala la dictadura.

Otra muestra de esa gran brutalidad fue el atentado fallido (24 de junio de 1960) contra el presidente de Venezuela Rómulo Betancourt, odiado por Trujillo por su apoyo constante a los exiliados dominicanos.

Este hecho fue el principio del fin del régimen, la gota que colmó el vaso, pues la Organización de Estados Americanos (OEA) ya había acordado en su reunión de San José de Costa Rica la imposición de duras sanciones al régimen que provocaron su rápido aislamiento (se produjo la ruptura general en las relaciones diplomáticas con todos los países americanos, el bloqueo económico de la República Dominicana y un embargo de armas); no olvidemos que ya en Chile, en 1950, la OEA había hecho su primera declaración contra Trujillo.

En pocos años, el dictador, de ser el primer anticomunista de América, bastión de los EEUU en su lucha contra el comunismo, pasó a convertirse en una especie de apestado, en una figura incómoda para sus antiguos aliados.

Por si fuera poco, la Iglesia Católica, abanderada del régimen durante tantos años (muchos detalles así lo corroboran como, por ejemplo, la condecoración que Pío XII otorgó a Trujillo, La Gran Cruz de la Orden Papal, o el Concordato suscrito con la Santa Sede en 1954), también le dio la espalda.

El hecho detonante sería la pretensión de Trujillo de que se le concediera una nueva distinción a añadir a su largo catálogo de títulos honoríficos: Benefactor de la Iglesia.

En este sentido, la Carta Pastoral del 31 de enero de 1960, censurando la falta de respeto a los Derechos Humanos y la carencia de libertades, supuso el desmarque definitivo de otro de los pilares en que se sustentaba la dictadura.

La noche del martes 30 de mayo de 1961, Trujillo subió en su flamante Chevrolet Bel Air de color azul, modelo 1957, que conducía su chofer de confianza, Zacarías de la Cruz.

El cadáver del dictador fue totalmente acribillado de balazos y encontrado a las cinco de la madrugada del miércoles 31 de mayo dentro del maletero de un coche.

Detrás del atentado estuvieron varios militares entre ellos, el jefe del Ejército José René Román, que estaba casado con una sobrina de Trujillo.

Lo cierto es que Trujillo gobernó el país como si se tratara de su hacienda particular.

Autor: Ramón Ramos

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